Vimos languidecer un beso
de lumbre consumida
bajo la opaca sombra de la higuera.
Sonaba desacompasado
el rumor de la almazara
y ardía en rastrojos
la hojarasca de un abrazo.
En medio de la tarde,
nos miramos a los ojos
-ocres, violáceos-
y la tierra nos reclamó
el lento reflejo del otoño.
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