¿Sabes?
No hay peor cobarde
que quien desoye un poema.
Es porque la poesía
se clava muy adentro;
hay quien teme su aguijón,
otros, sin embargo,
vivimos anestesiados
de sus múltiples picaduras.
¿Sabes?
No creas que vivirás
por siempre blindado
a sus efectos;
un día te alcanzará
esa lluvia plateada
que quema las entrañas,
quizás no sobrevivas
a la punzada aguda
que rompa la coraza
de barro.
Y cerrarás los oídos
a tanto ruido externo
y en el silencio
no escucharás su voz,
apenas te hablará,
quizás dé media vuelta
y viaje como el eco
por todas tus paredes.
Subirán a tus ojos
todos los versos callados
de la sórdida conciencia,
nadarán dejando atrás
la mugre de una mentira.
No te resistas
a su poder
y déjate encender
el inconformismo.